Literaria
     En  septiembre  la principal  tarea  era   la
de   sembrar  el  centeno  del  1  al  15  más  o
menos.Todas las tardes había que emplearlas
en  apañar  hierba  de   los  lameiro  o  prados
más  cercanos  para  dar de comer a las vacas
al  día  siguiente. También  se   cargaban   los
carros de abono, si es que se iba a  dedicar  el
día  a  apañar,   pues  se  abonaban  todas  las
tierras; y si se iba a sembrar se  revisaban  los
arados,  se cogía  la  simiente en los sacos,  se
dejaba  todo  preparado;  te  advierto  que  los
horarios de esto era hora Solar: a  las  2 de la
mañana  se le  ponía de comer a  las  vacas, a
las  tres  y  media  o  cuatro  no había camino
de Lamalonga que no cantara  algún carro  y
por  los más transitables 7 u 8, y presumiendo
todos de  aquellos carros que cantaran mejor;
si te ibas a quedar sembrando  ya  llevábamos
hierba seca o maíz para las vacas, para comer
a   medio   día,   sin   olvidar   la    tradicional
merienda  de  campo,  pues hasta las  4  de  la
tarde  o  más no  se volvía a llegar  a casa;  se
echaban las vacas al prado,  se  merendaba  y
después  preparar para el día siguiente.

     Se  tenía por buen  día de sementera el día
de San Gil y el 8.  A  esta faena  casi  siempre
había  que  intercalar  la  faena  de  traer  las
uvas,  pues  aunque no  las tuviera siempre se
ayudaba al que las tenía.

     Después  de  presumir por el cantar de  los
carros, también  se  presumía  por salir de  los
primeros.  Jóvenes  del  presente diré  que tus
padres  y  tus abuelos en estos rudos trabajos,
como  los  hacían  con  cariño  gozaban   más
que  tu por  esas  escandalosas  discotecas;  te
acuestas    cuando    tenías    que    levantarte,
cambias   la   luz   del   Sol  por  la  luz   de  la
electricidad. Tus  padres  cuando necesitaban
la luz tenían que servirse  de faroles  de gas  o
aceite,  aprovechábamos al máximola  luz del
Sol y también aprovechábamos muchísimo  la
de la Luna.

     Segunda  quincena  de  septiembre.  Si por
el tiempo  o  por otra causa grave no se había
terminado  la  sementera  se  terminaba,  pero
lo  más  pronto  posible;  había  que   empezar
que empezar a meter la folla,  que  era  cortar
las ramas  de los robles  y demás  árboles  con
las  que  se   cuidaban   las  ovejas   y   cabras
durante el invierno.  Esto  había  que hacerlo
en   tiempo   de   Sol    y    en   septiembre   ya
empezaba   a   escasear;   había   que   dejarla
secar un poco, no mucho porque si se  secaba
mucho se desgranaba,  y si se metía verde del
todo  cogía  moho  y  lo comían  muy mal  por
esto.  Se  debía  almacenar  en  su punto.  Las
ovejas comían las hojas y las ramas quedaban
para leña. Como ya se venía venir el invierno
encima   había  que  seguir  aprovisionándose
de  leña, si  querías  tener  el  invierno  alegre
no  debías  tener  falta  de leña.  Se  cargaban
grandes carradas de leña con dos o tres  pares
de  vacas de  aquellas  vacas  y   un carro que
cantara  bien.  Eso  valía  más  que  todos  los
mercedes  o  buenos  coches  en  que  vosotros
paseáis ahora.

     También  se  solía  ir  por  algún  carro  de
pizarra  a  los  campos de Plumazán,  tanto  si
había que hacer un tejado  nuevo  como  para
reparar los viejos, con cinco pares  de  buenas
vacas,  de   aquellas  que  todas  eran  buenas,
un buen carro,  sobre  todo que cantara  bien,
este  placer  no había  quien  lo  igualara.  La
bota    de    vino    colgada   en   el   carro,   se
convidaban a  todos  los  que  se  encontraban
por  el  camino.  La  alforja   de  la   merienda
también colgada en  el  carro;  sin  dormir   la
noche   anterior   pues   se   había   salido   de
Lamalonga   a  las  11.   No  había   sueño,  el
placer, la alegría  lo  invadía  todo, eran  días
memorables.    Mucho    tiempo    después   se
contaban las peripecias de aquel día: si el eje
se    quemaba,  caso   muy   frecuente;  si   las
parejas en ciertos sitios del camino no podían,
aunque las  ayudábamos los  hombres. En  los
fiadeiros, en las reuniones se hablaba de estas
peripecias   con   placer   y   alegría,  este  era
recuerdo de toda la vida.

     Adiós septiembre.
     
       
     
Faenas de Lamalonga 
en el mes de Septiembre