Jovencito del siglo 20, voy a contarte la
vida y lo que hacían tus padres y tus abuelos
en los diferentes meses del año. Si lo lees
detenidamente y lo recapacitas te hará
ilusión ver como vivían tus padres y tus
abuelos.
Mes de enero era un mes que por
encontrase en el centro del invierno era un
mes muerto de poco trabajo, pero el hombre
trabajador ni en este mes tenía descanso. Por
la mañana temprano lo primero era ponerle
a las vacas paja para que comieran la espiga
y el despojo que daba para comer y mientras
tanto ataba las mañizas de hierba para
ponerle durante el día.
La mujer ya se había levantado y hecho
la lumbre y preparado el almuerzo y entonces
llamaba a toda la familia para almorzar; se
almorzaba y se calentaba alegremente toda
la familia y al mismo tiempo se hacía el
programa de todos para todo el día.
Normalmente el ganado quedaba a cargo de
las mujeres. Los hombres marchábamos con
una pequeña merienda porque los días eran
cortos a trabajar a los prados hasta bien
entrada la noche; era tiempo de renovar los
riegos y las caldeiras, esparcirles abonos,
levantar las piedras caídas de las cercas.
De regreso a casa la familia estaba reunida
en torno a la lumbre, nos calentábamos pues
casi siempre veníamos mojados, en aquellas
fechas no había botas eran zuecos; después
de calentados y secos la familia alegremente
se servía la cena, después las mujeres hilaban
o hacían calcetines; los viejos pasábamos el
tiempo cuidando del ganado, los jóvenes
marchaban al fiadeiro donde lo pasaban
muy bien contando contos y chistes.
Al tiempo de irse a la cama también
reinaba la costumbre de sobrecenar un poco,
las noches eran muy grandes, habían pasado
muchas horas desde la cena, lo más común
era tomar unas sopas de ajo.
Bueno, te estuve contando lo que se hacía
cuando el tiempo era bueno, ahora te contaré
lo que se hacía en el tiempo malo. En las
grandes nevadas, cuando apenas se podía
salir de casa, las mujeres hilaban con más
intensidad para finalizar la cosecha del lino;
los hombres hacían zuecos y arreglaban los
viejos para tener zuecos para todo el año.
Se hacían arados, se arreglaban los viejos,
se hacían engazos, se ponían mangos a todas
las herramientas, en fin se hacía lo que
pudiera ayudar a las faenas del verano. En el
tiempo bueno se intercalaban días para traer
estrume para cama del ganado. En fin lo
pasábamos bien, los chorizos ya empezaban a
valer, había una tanda que se denominaba
los de boche y los ceboleiros. Había un
refrán que decía que para buenos había que
cocerlos y comerlos en el mes de enero.