La principal faena de este mes era la
tradicional matanza, la reunión masiva de
toda la familia, los vecinos se ayudaban
unos a otros, por lo tanto había que
programar los días en que matarían. Se
madrugaba y todos los que iban a participar
en la matanza se ban a tomar la parva, que
consistía en comer pan, chorizo o jamón,
café o chocolate, galletas según el gusto de
cada uno. Ese día no faltaba nada y sobre
todo vino y aguardiente, cuando se bajaba
para la cuadra la mayoría ya iban bien
contentos; los cerdos al sentir el tropel ya lo
adivinaban, se ponían furiosos y se
marchaban hasta el final de la cuadra, allí
los hombres unos los cogían por las orejas,
otros por las patas y alguno por el rabo; así
gruñendo enormemente hasta echarlo en un
banco de antemano preparado. Algún chaval
le decía para amansarlo: aún te quejas,
delicado, si tuvieras que ir a la escuela todos
los días como yo. Así, tirado en el banco, el
matachín encargado de meter el cuchillo
con una mano le cerraba la boca y con la
otra le metía el cuchillo; salía un gran
chorro de sangre que una mujer lo guardaba
con un cubo, con un palo le daba vueltas
para que se cuajara y después hacer las
afillogas. Así se mataban todos los cerdos de
aquella familia, a continuación se
chamuscaban con paja, se rapaban con
cuchillos, se les quitaban las uñas, se
lavaban con agua caliente, fregando con una
piedra áspera hasta dejarlo bien blanco.
Después se colgaban para sacar las tripas y
la papada y así se dejaban colgados 24 horas
o sea hasta el día siguiente. Se comía y si el
tiempo era bueno los hombres se marchaban
al campo a trabajar;era muy tradicional traer
estrume para las cuadras; las mujeres tenían
bastante que hacer para fregar cacharros y
hacer una buena cena para todo el personal
que había participado en la matanza. En esas
cenas, se cantaba, se bailaba, se contaban
chistes hasta las doce de la noche o más; al
día siguiente había que juntarse para
deshacer los cerdos, se descolgaban y se
deshacían, se apartaban todas las carnes que
se iban a emplear para chorizos buenos y más
malos; se ponía en zorza para hacer los
chorizos al día siguiente, en fin que para
hacer una matanza se empleaban 4 o 5 días y
mientras tanto no se podía hacer otra cosa.
Los jamones y espaldas se ponían en una
mesa con buenas capas de sal y así estaban
unos días, cuando se comprendía que ya
tenían bastante sal, se levantaban y se
colgaban en la lareira al humo y al calor
de lumbre para que se secaran, cuando
parecía que estaban bien secos se
trasladaban a un sitio ventilado y oscuro, y
allá por el mes de marzo cuando se acercaba
la primavera se bajaban a las bodegas donde
quedaban para su total consumo.
Bueno, después de atender al ganado y al
pastoreo, poco se trabajaba en el campo en
el mes de diciembre; los días eran los más
pequeños del año, como las vacas ya estaban
el la cuadra se terminaba de abonar los
prados, ya se metía de lleno a escaldeirarlos,
sacar los caldeiros y los riegos para regar,
prepararlos para el próximo año. Como ya
había agua se preparaban los molinos para
moler el centeno, como se había sacado el
abono para los prados se estraban mucho
las cuadras. Se cuidaba más intensamente
el ganado, se frecuentaban más las ferias.
Si el tiempo era malo se trabajaba en
casa, se hacían engazos para la próxima
campaña, se ponían mangos a las guadañas,
se arreglaban los carros, se hacían mallos
para la malla próxima y se arreglaban las
viejas, se ponían mangos a todas las
herramientas. De desechos de la matanza
siempre quedaban grasas con las cuales se
untaban los arreos de cuero como: cornales,
collares de las esquilas y cencerros, en fin
todo lo se usaba en la agricultura; como
puedes comprender aquí no existía el paro,
era un placer tener en que entretenerse
haciendo cosas útiles para el verano.
De las fiestas de Navidad no te digo nada
porque nosotros los viejos las celebrábamos
entonces como ahora, para esa fiestas no
faltaba nada.
Adiós diciembre.