Literaria
Este cambio tan radical,
que en poco tiempo se ha producido, ya casí no nos entendemos
entre padres e hijos.

En cualquier régimen o lugar
que te puedas encontrar
haz siempre el bien
y Dios te ayudará.

También estuve en la campaña,
guerra del treinta y seis,
de allí escribí una carta
que ahora mismo la leeréis.

Por haber conocido aquella guerra
y sus posteriores consecuencias,
yo le digo a los lectores:
protejan la paz, tiene mejor esencia.

Yo invito al diálogo,
a la tolerancia sin limites,
evitando la tragedia
viviréis siempre felices.

En el frente de Teruel
fue escrita esta carta,
contándole a mi prima
las penurias que pasaba.

Tengo mi cuerpo,Rocio,
como el terreno africano
por él pasan las columnas
de caballería y soldados.

Caballería son las pulgas
que trotan y golpean,
soldados son los piojos
que en mi cuerpo se pasean,
ellos no gastan machete,
correaje ni fusil
pero ,cuando entran en fuego,
lo que a mí me hacen sufrir.

Ayer muy de mañana
haciendo una descubierta
te lo juro que encontré
mas de 250.

A penas ellos me vieron
desplegaron en guerrilla
a tomar posiciones
del cuello a la paletilla,
mis compañeros y yo
hicimos fuego contra ellos
y después de un gran combate
los hicimos prisioneros,
y sin tener mas compasión
los que en mis manos cayeron
entre dos piedras de canto
poco a poco allí murieron.

A la mañana temprano
y con gran serenidad
venia una compañía
al mando de un capitán,
el capitán en cabeza
les gritaba a sus soldados:
apartad un poco mas
que ya los tenemos copados,
y ellos no me oyeron
y a la bayoneta entraron.

La caballería ataca
y sin parar de correr
me van dejando el cuerpo
como criba sin romper,
no vayas a creer tu
que solo los rojos atacan
pues estos son los piojos
que mucha sangre me sacan.

Ahora en su ancianidad
aún la sabe de memoria
pues fue la que informó
para poder hacer esta copia.

En medio de una contienda,
entre bombas y cañonazos,
la carta rezuma el humor
que brotaban los diecinueve años.

Ahora me doy cuenta,
con el transcurso de los años,
aquellos que llamábamos rojos
eran todos mis hermanos.

Le pido a Dios perdón,
por los rojos y los blancos,
ojalá que todos juntos
en la gloria nos veamos.

A los jovenes del siglo XX

1 - 2