Literaria
Ahora montes de Lamalonga
ha cambiado vuestro destino,
pues ahora os contemplo
todos plantados de pinos.

Ahora ya podéis dar madera,
que ya no os necesito,
esos mis tristes recuerdos
ya pasan al olvido.

Cuando salín de Lamalonga
os meus ollos eran fontes
adiós montes de Lamalonga
adiós Lamalonga dos montes.

Adiós ríos adiós fontes
adiós regatos pequenos
adiós vista dos meus ollos
non sei cuando nos veremos.

Adiós Ladeira das Uces
tamén a dos Carrascos
adiós a Gandara e Amallada
tamén a Pena do Gato.

Camiño de Ocancelo
cuantas veces por tí pasei
con calor e con frío
eu nunca te olvidarei.

Adiós lameiras de Orrio
donde ahora esta la chopera
algún día fuisteis el orgullo
de la hierba y la pradera.

Prado de Vidueira
te dedico estos relatos
aunque para mi memoria
no son del todo muy gratos.

Recuerdo la extrañeza que me daba
cuando domingos y festivos
allí regando pasaba.

Allí empecé a trasnochar
y a pasar las noches regando
de los sustos que llevaba
no me quiero recordar.

Me recuerdo aquella noche
la sorpresa que dio
al acercarse el alba
y lucero se presentó.

Nunca había visto otro tanto
por eso me sorprendió
cuando se lo conté a mis padres
vaya risa que les dio.

También cogía topos
y los tenía que presentar
a mis padres que cumplieran la promesa
que por cada uno un huevo tenían que dar.

Mis amigos se divertían en el pueblo
ni de menos me echaban
por ser tan pocas las veces
que a jugar los acompañaba.

Ni para unos ni para otros
la vida no se paraba
transcurrían los años
y la infancia se acababa.

Llegó por fin la juventud
época muy deseada
pero enseguida se acabó
porque el reloj no paraba.

Llego por fin la vejez
no deja de ser privilegio
muchos quisieran llegar
y el destino le marco el fin.

De la tapada de Os Muiños
tengo memorables recuerdos
de tantas veces que fui a regar
en tiempo malo y en tiempo bueno.

Pasé muchas noches regando
noches buenas y malas
cuando cantaban los gallos de Curra
me anunciaban el alba
pronto vendría el día
que con ansía lo esperaba.

Es mucho lo que me acuerdo
de aquel cielo estrellado
que a la luz de la luna
pasaba las noches regando.

	A mi pueblo Lamalonga

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